Las gentes de Daimiel, y más concretamente sus peñas y asociaciones, fueron los protagonistas de la última jornada de su feria y fiestas. Tras la novedad de localizar la comida de hermandad de las peñas en la zona centro, junto al baile del vermú, llegó el momento de cargar bocadillos y neveras para caminar hacia la Plaza de Toros. Allí, el Gran Prix Ninja Warrior reunió a daimieleños de todas las edades, preparados para competir o simplemente para divertirse en las gradas en uno de los días más entretenidos de sus fiestas.
Las pruebas del Gran Prix fueron sin duda el postre perfecto para un público entregado, que no paró de animar, reír y bailar al ritmo de la música que sonaba en la abarrotada Plaza de Toros. Y es que este evento es sinónimo de diversión, ya que sus pruebas dejan momentos y caídas inolvidables, además de ser la mejor forma de confraternizar con amigos y vecinos de manera sana y animada.